Este blog es uno de los tentáculos de Apuntes sobre el hastío: un proyecto donde me abismo en el lenguaje poético como vía hacia el Misterio. Es un levantamiento de mi tránsito íntimo en busca de la Belleza, lo Sublime y lo Infinito.

Si en los últimos años mis Apuntes sobre el hastío te han acompañado y te han ayudado a hacer tu vida mas llevadera, considera la posibilidad de contribuir con un donativo. Tu apoyo me permite continuar avanzando con mi investigación.

Un domingo al mes envío una recopilación gratuita con algunas lecturas y reflexiones de libros que me conmueven. Transito la poesía como vía de búsqueda de la Verdad, la Belleza y la Creatividad.

¿Quieres recibirla?
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* requerido

Otra manera sencilla de apoyarme es suscribirte en mi canal de YouTube y seguirme en mis redes sociales. Tus interacciones en estos canales digitales generan mas visibilidad a mi proyecto, con esta simple acción me ayudas a contrarrestar el filtro de los algoritmos de cada plataforma.
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Pertenece al proyecto Bitácora de un fracaso ((( o la imposibilidad de intercambio ))) 2023, Caracas, Venezuela. 

Convertir lo interior en exterior sin usar el cuchillo.
Llevar la decrepitud como una flor. O como una corona.
Utilizar la garganta como un útero. O como un espejo acústico.
Habitar el cuerpo como ente fugitivo. O como una sustancia escurridiza.

El hilo conductor de mis exploraciones poéticas (tanto visuales, textuales como sonoras) es lo femenino.

Entendiendo lo femenino como un aspecto que habita en la psique de todos los seres humanos

Lo femenino es una fuerza terrible, monstruosa, feroz, errática, inquieta, escurridiza, fugitiva, mutable, desconcertante, y sobre todo ilegible.

Se expande como un rizoma desobediente. Sus tentáculos crean fisuras imperceptibles por donde se infiltra lo indecible.

Sus gestos son mínimos, densos, íntimos. Radicalmente distinto a los enormes gestos del modelo heroico civilizador.

pero basta una gota de noche para abrir un umbral

Los umbrales son heridas de muerte en la vida, o heridas de vida en la muerte. Lo femenino se expresa en una continuidad dinámica: vida-muerte, interior-exterior, carcajada-llanto, placer-dolor, expansión-contracción.

Estas expresiones circulares resultan incómodas, porque nos enfrentan con lo infinito. Y lo infinito es profundamente incómodo.

A través de estas fisuras disruptivas se escurren contenidos que activan otras inteligencias, otras sensorialidades, otras vulnerabilidades que nos permiten re-conocernos como una multiplicidad momentánea.

Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

Las custodias de esos espacios liminales son seres femeninos, monstruas o diosas, pero siempre femeninos.

En la mitología griega, por ejemplo, tenemos a Las Esfinges (la más conocida es la de Tebas), Caribdis y Escila (con sus seis perros en la cintura), Las Erinias (que atormentaban a Orestes), Esquida (madre de célebres monstruos), Las Gorgonas, Las Harpías, Las Moiras, Las Sirenas, La Pitón, La Quimera, La Lamia…

Y en la mitología hebrea tenemos a la maravillosa Lilith. Nos la presentan como imagen del estereotipo de la mujer fatal, un artificio creado para representar a lo femenino oscuro de una manera absolutamente llana.

Tenemos diosas como la gran Kali que fertiliza la tierra con la sangre de sus víctimas, la madre Kali que todo lo devora para transformarlo en vida. Inanna la reina del cielo y su contraparte Ereshkigal reina del Inframundo. Y también tenemos a la bruja Hécate, diosa de las encrucijadas y los caminos.

Estas diosas y monstruas son representadas como seres híbridos, son mujeres hermosas con colas de serpientes, patas de león, alas de pájaros, garras de águilas, escamas tornasoladas y múltiples feroces extremidades. Están ligadas a otro orden, un orden analógico, son las custodias de la otras sabidurías, otros sistemas de pensamiento, viven en el Kairós, en el reino simbólico, de donde brotan los mitos y el lenguaje poético.

Pero estos seres femeninos resultan incómodos no solo visualmente, sino que también emiten sonidos inquietantes, por no decir peligrosos.

En las distintas mitologías abundan historias donde la voz femenina es un elemento amenazante para el orden racional del mundo civilizado.

El balbuceo de Casandra, las injurias de las Harpías, el canto de las Sirenas, el chillido de Medusa, la letanía de la ninfa Eco, el puntiagudo escándalo de Artemisa, la tersa voz de Afrodita, el voluptuoso susurro de las doncellas del río, el sollozo de Clitemnestra, el sinuoso murmullo de Lilith, los alaridos de las Bacantes, las carcajadas de Baubo… Entre otras.

Los griegos pensaban que los sonidos femeninos surgían de la locura y generaban locura. Por lo tanto, sucumbir a los sonidos femeninos atenta con el ideal de autocontrol. Tenían leyes específicamente para regular el desorden oral femenino. Protegiendo así el espacio cívico de los malos sonidos. Las festividades y ritos de mujeres sólo podían celebrarse fuera de la polis.

Y además tienen un término para clasificarlo: el ololyga. Esta palabra no significa nada más que su propio sonido. Un sonido que representa un llanto de intenso placer o de intenso dolor, emitido únicamente por mujeres.

Una mujer tiene dos bocas. Ambas bocas proveen acceso a una cavidad hueca custodiada por labios que es mejor mantener cerrados. Cuando alguna de estas bocas no permanece sellada puede abrirse y dejar salir lo indecible.

La mujer es una criatura que pone el interior en el exterior. Por medio de filtraciones de todo tipo -somáticas, vocales, emocionales, sexuales- las mujeres expresan o emplean lo que debería estar guardado. Todos sus gestos exponen su intimidad.

basta una la gota de noche

Lo masculino, en cambio, rompe el vínculo entre lo interior y lo exterior al interponer el logos, cuyo censor más importante es la articulación racional del sonido.

Desde entonces hasta nuestros días, la cultura dominante decidió dividir a los seres vivos en dos grandes grupos: los que pueden autocensurarse y los que no.

Los que no, somos una masa fugitiva compuesta por feminidades, neuro divergencias, discapacidades, sexualidades, sensibilidades, sensorialidades, subjetividades, así como animales, plantas, hongos, bacterias, minerales, entes materiales o inmateriales, y todo lo otro que contamine el espacio esterilizado de la polis.

Blake lo llamaba el reino de la literalidad. Territorio dogmático e infértil, donde se prohíbe crear, solo está permitido reproducir insaciablemente un estado dócil de bienestar.

Pero para los pitagóricos el logos no es el verbo, que luego deriva en palabra. Para los pitagóricos el logos es un principio de relacionalidad, es una cuestión de relación entre dos elementos.

Entonces podríamos decir que ese logos es un principio vinculante. También podríamos decir que es una manifestación de Eros… y allí todo cambia.

En la mitología hindú narran que la diosa Gayatri se creó a sí misma del caos primordial. Gayatri es la consorte del dios de la creación Brahma, pero la fuente del poder de Brahma es la propia Gayatri.

Los antiguos rastreadores cuentan que primero fue el sonido. El universo nació de un zumbido afilado como una aguja ( ¡hum! ). Y de ese zumbido primordial brotó la primera palabra.

Gayatri, Brahma

Además, los pitagóricos nos dicen que entre un punto A y un punto B hay un segmento que está formado por infinitos puntos. Los pitagóricos también hablan de los mal llamados números irracionales, que en realidad son los números inconmensurables porque tienen infinitos decimales. Y ni hablemos del número phi: un fractal que se abre y se cierra, desde y hacia el infinito, infinitamente.

Lo absoluto y lo particular coinciden en un lenguaje secreto, preverbal, inconmensurable. Hay una unidad oculta en la multiplicidad.

Este misterio relacional es el contenido ilegible que destila lo femeino. Y solo desde lo femenino en nosotros podemos recordar cómo acceder a sus dimensiones.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.”

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, diciembre de 2023.

Lectura #18
Apuntes sobre el hastío
Gala Garrido

Lectura #18

Apuntes sobre el hastío
Clarice Lispector
Agua viva
6 de Junio de 2024

Lectura caleidoscópica de fragmentos centelleantes, palabras insuficientes, cuevas húmedas, terrores y maravillas.

Pertenece al proyecto Bitácora de un fracaso ((( o la imposibilidad de intercambio ))) 2023, Caracas, Venezuela. 

–la miel es luz en otra frecuencia–

En la contemplación de la naturaleza está el germen de  construcción de todos nuestros sistemas de interpretación del mundo. La naturaleza muere y renace incansablemente, podemos observar la eternidad a través de sus ciclos. Lo infinito sólo se puede medir mediante fragmentos.

Hemos desarrollado todas nuestras culturas a través de la observación y recolección de data. Bajo ese mismo esquema fueron concebidos los distintos tipos de AI. Estas entidades sintéticas trabajan a partir de la recolección de datos y la identificación de patrones.

La imagen que se me viene a la mente es una Matrioska: todo lo que hemos creado los seres humanos ha sido mediante la observación exhaustiva de distintos aspectos de la naturaleza, incluyendo ahora una tecnología que nos observa exhaustivamente a nosotros mismos.

La data es un fragmento del infinito. Es una metáfora de la unidad. Cuando entregamos nuestra data a las entidades sintéticas, lo que estamos entregando es un pedacito de la totalidad.

Esta vigilancia exhaustiva tiene una cantidad de implicaciones, pero en eso no voy a entrar en esta oportunidad

Regresando a la reflexión sobre el intercambio, nosotros entregamos a las entidades sintéticas la data de algunos de nuestros registros y ellas a cambio funcionan como una prótesis de memoria sintética. Un archivo optimizado de nuestros ciclos y patrones. Además de organizar y clasificar, también se encargan de relacionar entre sí los archivos aparentemente similares.

Nuestra memoria no está compuesta de un solo registro, es un entramado de múltiples archivos. Pensemos nada más en la memoria ancestral ¿Podemos decir que solo proviene de nuestro código genético? Sabemos que nuestro ADN es portador de códigos orgánicos y emocionales.

Cuentan que todas las historias de vida de nuestros ancestros están almacenadas en nuestro fémur, por eso en distintas culturas se representan personajes heridos en el muslo, la herida de vida en la muerte o la herida de muerte en la vida, los sanadores heridos, pero me estoy desviando

Retomando nuestra idea, la memoria ancestral no está sólo constituida por la data de nuestro código genético, en ella reverbera información proveniente de fuentes insospechadas.

Podríamos decir que cada uno de nosotros es una multiplicidad misteriosa. Una simbiosis temporal de distintas bases de datos que coexisten de manera colaborativa, expresandose simultáneamente en infinitos registros.

Por ejemplo, en mi investigación conseguí el proyecto Resurrecting The Sublime, estos artistas recrearon sintéticamente el aroma de varias especies extintas de flores, a partir del registro de su data genética.

A través de esta instalación tenemos acceso a una metáfora de la experiencia. Ya que es una imagen incompleta de la flor, es solo uno de sus registros, una capa de lenguaje, un fragmento de su totalidad. 

Las entidades sintéticas a través de la recopilación de data sólo pueden generar imágenes incompletas. La data es una metáfora de la experiencia, pero a través de la data no podemos reproducir la experiencia en todas sus dimensiones.

Los sistemas poético-oraculares son abiertos, expansivos, permeables, tentaculares, inquietos, escurridizos. 

Son sistemas amplificadores, tienen la capacidad de sostener múltiples interpretaciones. Son ejercicios de circumambulación. Son fractales de sentidos: es esto y esto, y esto también. 

Pero sobre todo son sistemas que contemplan la ruptura del orden lógico. Son sistemas que incluyen al caos, lo oscuro,  lo monstruoso, lo femenino, lo impronunciable. Nos dan acceso al reino donde la noche se abre. Nos invitan a re-conocer esa nuestra noche, nuestra desgarradoramente hermosa partícula de caos.

En cambio los sistemas cerrados son reduccionistas. Limitan la manera en la que nos relacionamos con el cosmos. Solo pueden sostener un solo mecanismo de interpretación. Degradan la capacidad de nuestros sentidos polisensoriales a un solo registro.

El misterio es algo que podemos experimentar e interpretar, pero no podemos ordenar y clasificar, por lo tanto no podemos procesarlo en data. 

Nuestra tarea es recordar cómo convivir con el misterio, nuestros ancestros sabían como hacerlo, por lo tanto esa sabiduría está inscrita en los distintos registros que componen nuestra memoria.

Nuestros múltiples cuerpos son la tecnología que nos permite experimentar el misterio, son al mismo tiempo la vía y el lenguaje de comunicación con el cosmos en su totalidad, en todos sus registros: perceptibles e imperceptibles, materiales e inmateriales, conocidos y desconocidos. 

Lo que opera en el mecanismo de la ofrenda es un intercambio consciente con un otro. Los rituales nos permiten trasladar un contenido de uno a otro de nuestros registros. Ritualizar el intercambio nos ayuda a recordar que es un principio sagrado. 

Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.” 

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, agosto de 2023.

Lectura #17
Apuntes sobre el hastío
Gala Garrido

Lectura #17

Apuntes sobre el hastío
Bachelard, Orozco y Christensen
Septiembre de 2023

Lectura caótica, fragmentos tentaculares, instantes verticales, huellas en la arena, calor estival, imágenes insuficientes y sustancias cristalinas.

Hoy leímos un fragmento de “La intuición del instante” de Gastón Bachelard, Un poema y un fragmento del ensayo “Poesía” de Olga Orozco y para cerrar ocho poemas del libro “Eso” de Inger Christensen.

[ circumambulación – géranos ]

Hace unas semanas estuve en el Hospicio Cabañas en Guadalajara, los murales en la capilla principal son de José Clemente Orozco. En la bóveda central está suspendido un hombre en llamas, algunos dicen que desciende, yo siento que asciende en una espiral furiosa. 

El sol del mediodía era un hacha hambrienta, las piedras exhalaban vapores volcánicos. Estaba perdida, encandilada, mareada y entre allí, en parte por la sombra y la sed. Ingresé a la capilla por un lateral, estaba completamente sola, avance, avance, de repente me paré en seco, como si me hubieran llamado por mi nombre, subí la mirada y él estaba allí, tendiendome la mano. Cuando lo encontré comencé a dar vueltas en círculos hacia una dirección y hacia la otra, como una polilla en medio de la noche. 

No sé cuánto tiempo pasó, hasta que se acercó un señor, me susurró como un secreto: es un autorretrato ¿sabías? Cuando era joven se prendió en fuego, perdió su mano izquierda, buena parte de la visión y la piel de sus brazos quedó chamuscada. Por eso ( extendió su dedo hacia una puerta lateral ) retrató a Cervantes allí. 

Me conmueve imaginar a Orozco reflejándose en Cervantes. Construyendo una constelación a la cual pertenecer, hilando su linaje imaginario con el cual tejer un firmamento afectivo. Cervantes perdió su mano izquierda en la guerra, a su manera, Orozco también. Pasó más de la mitad de su vida, un tanto, encerrado en sí mismo. 

Era un hombre que pertenecía al espacio liminal. Tenía una mano en el mundo interior y otra en el mundo exterior.

– Su existencia fue un incendio –

[ convección – sama ]

Todo viaje iniciático comienza con el nigredo. Ingresar al nigredo implica que seremos transformados. Para ser transformados primero tenemos que alimentar al fuego con un aspecto de nosotros mismos. 

Los misterios relacionados con re-crear-nos son territorio de la diosa. En la mitología hindú narran que la diosa Gayatri se creó a sí misma del caos primordial. Gayatri es la consorte del dios de la creación Brahma, pero la fuente del poder de Brahma es la propia Gayatri.

Los antiguos rastreadores cuentan que primero fue el sonido. El universo nació de un zumbido afilado como una aguja (  ¡hum!  ). Y de ese zumbido primordial brotó la primera palabra. 

Gayatri, Brahma

Hace algunos días, en medio de una encrucijada, me interceptó una figura femenina que destilaba nigredo de su boca. Me quedé inmóvil, como sí me encontrara frente a un jaguar. Lentamente comencé a recorrer su cuerpo con la mirada, descubrí sus brazos extendidos hacia el cielo, sus piernas como raíces robustas y el destello de la media luna que trazaba con su vientre. Me acerqué, me acerqué más, hasta sentir su aliento junto al mío. Solo entonces me dijo su nombre: Tlazolteotl. 

Pertenece al linaje de las diosas telúricas dentro de la cosmogonía mexica. Su influencia abarca la adivinación, hilado-tejido-tiempo, la fertilidad, la muerte y muchos otros territorios. Pero sobre eso les cuento otro día

Tlazolteotl es custodia del fuego, su boca es un umbral hacia el vientre de la tierra. Por eso la encontramos representada en la puerta de los Temazcales, espacio ritual donde entregamos al fuego un aspecto de nosotros mismos.

Tanto desde la mitología como desde la ciencia existen múltiples historias sobre el origen del zumbido de la tierra. Yo prefiero imaginar que esa emanación es producto de su perpetua combustión interior.

El aleteo incesante de un ave de fuego

Cuentan los poetas que ese zumbido reverbera en todo lo que vive. Es el eje sobre el cual la tierra gira sobre sí misma. Ese sonido es la vía de acceso al centro de la imaginación profunda, el centro también es el inicio, volver a sentir el centro significa volver a unirse al canto de la creación. 

Ese es el lenguaje de la diosa. La única manera de sintonizarnos con su lenguaje es a través de nuestro cuerpo en movimiento, con la danza imitamos las llamas del fuego, es así como recordamos que nosotros también estamos en combustión. 

Gaia (  Gayatri  ) baila ferozmente sobre sí misma, en la quietud de su centro resguarda el zumbido que sostiene al universo. De ese inicio imperturbable, podemos tomar un poco de lodo numinoso con el cual crear y re-crear-nos incesantemente.

Bailar implica utilizar nuestro cuerpo como un puente entre el mundo interior y el mundo exterior. Solo a través del movimiento podemos transitar ambas dimensiones.

Gala Garrido
Ciudad de México, julio de 2023.

Img 1. Diario #39, Apuntes sobre el hastío. 2021, Caracas, Venezuela. Gala Garrido.
Img 2. Detalle bóveda central Hospicio Cabañas, José Clemente Orozco. 2023, Guadalajara, México. Gala Garrido.
Img 3. Detalle Metamorfosis, Jannis Kounellis. 2023, Ciudad de México, México. Gala Garrido.
Img 4. Detalle figura de la diosa Tlazolteotl, Museo Nacional de Antropología. 2023, Ciudad de México, México. Gala Garrido.

Pertenece al proyecto Bitácora de un fracaso ((( o la imposibilidad de intercambio ))) 2023, Caracas, Venezuela. 

Convertir lo interior en exterior sin usar el cuchillo.
Llevar la decrepitud como una flor. O como una corona.
Utilizar la garganta como un útero. O como un espejo acústico.
Habitar el cuerpo como ente fugitivo. O como una sustancia escurridiza.

El hilo conductor de mis exploraciones poéticas (tanto visuales, textuales como sonoras) es lo femenino.

Entendiendo lo femenino como un aspecto que habita en la psique de todos los seres humanos

Lo femenino es una fuerza terrible, monstruosa, feroz, errática, inquieta, escurridiza, fugitiva, mutable, desconcertante, y sobre todo ilegible.

Se expande como un rizoma desobediente. Sus tentáculos crean fisuras imperceptibles por donde se infiltra lo indecible.

Sus gestos son mínimos, densos, íntimos. Radicalmente distinto a los enormes gestos del modelo heroico civilizador.

pero basta una gota de noche para abrir un umbral

Los umbrales son heridas de muerte en la vida, o heridas de vida en la muerte. Lo femenino se expresa en una continuidad dinámica: vida-muerte, interior-exterior, carcajada-llanto, placer-dolor, expansión-contracción.

Estas expresiones circulares resultan incómodas, porque nos enfrentan con lo infinito. Y lo infinito es profundamente incómodo.

A través de estas fisuras disruptivas se escurren contenidos que activan otras inteligencias, otras sensorialidades, otras vulnerabilidades que nos permiten re-conocernos como una multiplicidad momentánea.

Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

Las custodias de esos espacios liminales son seres femeninos, monstruas o diosas, pero siempre femeninos.

En la mitología griega, por ejemplo, tenemos a Las Esfinges (la más conocida es la de Tebas), Caribdis y Escila (con sus seis perros en la cintura), Las Erinias (que atormentaban a Orestes), Esquida (madre de célebres monstruos), Las Gorgonas, Las Harpías, Las Moiras, Las Sirenas, La Pitón, La Quimera, La Lamia…

Y en la mitología hebrea tenemos a la maravillosa Lilith. Nos la presentan como imagen del estereotipo de la mujer fatal, un artificio creado para representar a lo femenino oscuro de una manera absolutamente llana.

Tenemos diosas como la gran Kali que fertiliza la tierra con la sangre de sus víctimas, la madre Kali que todo lo devora para transformarlo en vida. Inanna la reina del cielo y su contraparte Ereshkigal reina del Inframundo. Y también tenemos a la bruja Hécate, diosa de las encrucijadas y los caminos.

Estas diosas y monstruas son representadas como seres híbridos, son mujeres hermosas con colas de serpientes, patas de león, alas de pájaros, garras de águilas, escamas tornasoladas y múltiples feroces extremidades. Están ligadas a otro orden, un orden analógico, son las custodias de la otras sabidurías, otros sistemas de pensamiento, viven en el Kairós, en el reino simbólico, de donde brotan los mitos y el lenguaje poético.

Pero estos seres femeninos resultan incómodos no solo visualmente, sino que también emiten sonidos inquietantes, por no decir peligrosos.

En las distintas mitologías abundan historias donde la voz femenina es un elemento amenazante para el orden racional del mundo civilizado.

El balbuceo de Casandra, las injurias de las Harpías, el canto de las Sirenas, el chillido de Medusa, la letanía de la ninfa Eco, el puntiagudo escándalo de Artemisa, la tersa voz de Afrodita, el voluptuoso susurro de las doncellas del río, el sollozo de Clitemnestra, el sinuoso murmullo de Lilith, los alaridos de las Bacantes, las carcajadas de Baubo… Entre otras.

Los griegos pensaban que los sonidos femeninos surgían de la locura y generaban locura. Por lo tanto, sucumbir a los sonidos femeninos atenta con el ideal de autocontrol. Tenían leyes específicamente para regular el desorden oral femenino. Protegiendo así el espacio cívico de los malos sonidos. Las festividades y ritos de mujeres sólo podían celebrarse fuera de la polis.

Y además tienen un término para clasificarlo: el ololyga. Esta palabra no significa nada más que su propio sonido. Un sonido que representa un llanto de intenso placer o de intenso dolor, emitido únicamente por mujeres.

Una mujer tiene dos bocas. Ambas bocas proveen acceso a una cavidad hueca custodiada por labios que es mejor mantener cerrados. Cuando alguna de estas bocas no permanece sellada puede abrirse y dejar salir lo indecible.

La mujer es una criatura que pone el interior en el exterior. Por medio de filtraciones de todo tipo -somáticas, vocales, emocionales, sexuales- las mujeres expresan o emplean lo que debería estar guardado. Todos sus gestos exponen su intimidad.

basta una la gota de noche

Lo masculino, en cambio, rompe el vínculo entre lo interior y lo exterior al interponer el logos, cuyo censor más importante es la articulación racional del sonido.

Desde entonces hasta nuestros días, la cultura dominante decidió dividir a los seres vivos en dos grandes grupos: los que pueden autocensurarse y los que no.

Los que no, somos una masa fugitiva compuesta por feminidades, neuro divergencias, discapacidades, sexualidades, sensibilidades, sensorialidades, subjetividades, así como animales, plantas, hongos, bacterias, minerales, entes materiales o inmateriales, y todo lo otro que contamine el espacio esterilizado de la polis.

Blake lo llamaba el reino de la literalidad. Territorio dogmático e infértil, donde se prohíbe crear, solo está permitido reproducir insaciablemente un estado dócil de bienestar.

Pero para los pitagóricos el logos no es el verbo, que luego deriva en palabra. Para los pitagóricos el logos es un principio de relacionalidad, es una cuestión de relación entre dos elementos.

Entonces podríamos decir que ese logos es un principio vinculante. También podríamos decir que es una manifestación de Eros… y allí todo cambia.

En la mitología hindú narran que la diosa Gayatri se creó a sí misma del caos primordial. Gayatri es la consorte del dios de la creación Brahma, pero la fuente del poder de Brahma es la propia Gayatri.

Los antiguos rastreadores cuentan que primero fue el sonido. El universo nació de un zumbido afilado como una aguja ( ¡hum! ). Y de ese zumbido primordial brotó la primera palabra.

Gayatri, Brahma

Además, los pitagóricos nos dicen que entre un punto A y un punto B hay un segmento que está formado por infinitos puntos. Los pitagóricos también hablan de los mal llamados números irracionales, que en realidad son los números inconmensurables porque tienen infinitos decimales. Y ni hablemos del número phi: un fractal que se abre y se cierra, desde y hacia el infinito, infinitamente.

Lo absoluto y lo particular coinciden en un lenguaje secreto, preverbal, inconmensurable. Hay una unidad oculta en la multiplicidad.

Este misterio relacional es el contenido ilegible que destila lo femeino. Y solo desde lo femenino en nosotros podemos recordar cómo acceder a sus dimensiones.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.”

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, diciembre de 2023.

Lectura #18
Apuntes sobre el hastío
Gala Garrido

Lectura #18

Apuntes sobre el hastío
Clarice Lispector
Agua viva
6 de Junio de 2024

Lectura caleidoscópica de fragmentos centelleantes, palabras insuficientes, cuevas húmedas, terrores y maravillas.

Pertenece al proyecto Bitácora de un fracaso ((( o la imposibilidad de intercambio ))) 2023, Caracas, Venezuela. 

–la miel es luz en otra frecuencia–

En la contemplación de la naturaleza está el germen de  construcción de todos nuestros sistemas de interpretación del mundo. La naturaleza muere y renace incansablemente, podemos observar la eternidad a través de sus ciclos. Lo infinito sólo se puede medir mediante fragmentos.

Hemos desarrollado todas nuestras culturas a través de la observación y recolección de data. Bajo ese mismo esquema fueron concebidos los distintos tipos de AI. Estas entidades sintéticas trabajan a partir de la recolección de datos y la identificación de patrones.

La imagen que se me viene a la mente es una Matrioska: todo lo que hemos creado los seres humanos ha sido mediante la observación exhaustiva de distintos aspectos de la naturaleza, incluyendo ahora una tecnología que nos observa exhaustivamente a nosotros mismos.

La data es un fragmento del infinito. Es una metáfora de la unidad. Cuando entregamos nuestra data a las entidades sintéticas, lo que estamos entregando es un pedacito de la totalidad.

Esta vigilancia exhaustiva tiene una cantidad de implicaciones, pero en eso no voy a entrar en esta oportunidad

Regresando a la reflexión sobre el intercambio, nosotros entregamos a las entidades sintéticas la data de algunos de nuestros registros y ellas a cambio funcionan como una prótesis de memoria sintética. Un archivo optimizado de nuestros ciclos y patrones. Además de organizar y clasificar, también se encargan de relacionar entre sí los archivos aparentemente similares.

Nuestra memoria no está compuesta de un solo registro, es un entramado de múltiples archivos. Pensemos nada más en la memoria ancestral ¿Podemos decir que solo proviene de nuestro código genético? Sabemos que nuestro ADN es portador de códigos orgánicos y emocionales.

Cuentan que todas las historias de vida de nuestros ancestros están almacenadas en nuestro fémur, por eso en distintas culturas se representan personajes heridos en el muslo, la herida de vida en la muerte o la herida de muerte en la vida, los sanadores heridos, pero me estoy desviando

Retomando nuestra idea, la memoria ancestral no está sólo constituida por la data de nuestro código genético, en ella reverbera información proveniente de fuentes insospechadas.

Podríamos decir que cada uno de nosotros es una multiplicidad misteriosa. Una simbiosis temporal de distintas bases de datos que coexisten de manera colaborativa, expresandose simultáneamente en infinitos registros.

Por ejemplo, en mi investigación conseguí el proyecto Resurrecting The Sublime, estos artistas recrearon sintéticamente el aroma de varias especies extintas de flores, a partir del registro de su data genética.

A través de esta instalación tenemos acceso a una metáfora de la experiencia. Ya que es una imagen incompleta de la flor, es solo uno de sus registros, una capa de lenguaje, un fragmento de su totalidad. 

Las entidades sintéticas a través de la recopilación de data sólo pueden generar imágenes incompletas. La data es una metáfora de la experiencia, pero a través de la data no podemos reproducir la experiencia en todas sus dimensiones.

Los sistemas poético-oraculares son abiertos, expansivos, permeables, tentaculares, inquietos, escurridizos. 

Son sistemas amplificadores, tienen la capacidad de sostener múltiples interpretaciones. Son ejercicios de circumambulación. Son fractales de sentidos: es esto y esto, y esto también. 

Pero sobre todo son sistemas que contemplan la ruptura del orden lógico. Son sistemas que incluyen al caos, lo oscuro,  lo monstruoso, lo femenino, lo impronunciable. Nos dan acceso al reino donde la noche se abre. Nos invitan a re-conocer esa nuestra noche, nuestra desgarradoramente hermosa partícula de caos.

En cambio los sistemas cerrados son reduccionistas. Limitan la manera en la que nos relacionamos con el cosmos. Solo pueden sostener un solo mecanismo de interpretación. Degradan la capacidad de nuestros sentidos polisensoriales a un solo registro.

El misterio es algo que podemos experimentar e interpretar, pero no podemos ordenar y clasificar, por lo tanto no podemos procesarlo en data. 

Nuestra tarea es recordar cómo convivir con el misterio, nuestros ancestros sabían como hacerlo, por lo tanto esa sabiduría está inscrita en los distintos registros que componen nuestra memoria.

Nuestros múltiples cuerpos son la tecnología que nos permite experimentar el misterio, son al mismo tiempo la vía y el lenguaje de comunicación con el cosmos en su totalidad, en todos sus registros: perceptibles e imperceptibles, materiales e inmateriales, conocidos y desconocidos. 

Lo que opera en el mecanismo de la ofrenda es un intercambio consciente con un otro. Los rituales nos permiten trasladar un contenido de uno a otro de nuestros registros. Ritualizar el intercambio nos ayuda a recordar que es un principio sagrado. 

Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.” 

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, agosto de 2023.

Este blog es uno de los tentáculos de Apuntes sobre el hastío: un proyecto donde me abismo en el lenguaje poético como vía hacia el Misterio. Es un levantamiento de mi tránsito íntimo en busca de la Belleza, lo Sublime y lo Infinito.

Si en los últimos años mis Apuntes sobre el hastío te han acompañado y te han ayudado a hacer tu vida mas llevadera, considera la posibilidad de contribuir con un donativo. Tu apoyo me permite continuar avanzando con mi investigación.

Un domingo al mes envío una recopilación gratuita con algunas lecturas y reflexiones de libros que me conmueven. Transito la poesía como vía de búsqueda de la Verdad, la Belleza y la Creatividad.

¿Quieres recibirla?
Suscríbete.

* requerido

Otra manera sencilla de apoyarme es suscribirte en mi canal de YouTube y seguirme en mis redes sociales. Tus interacciones en estos canales digitales generan mas visibilidad a mi proyecto, con esta simple acción me ayudas a contrarrestar el filtro de los algoritmos de cada plataforma.
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