Un domingo al mes envío una recopilación gratuita con algunas lecturas y reflexiones de libros que me conmueven. Transito la poesía como vía de búsqueda de la Verdad, la Belleza y la Creatividad.

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* requerido

Pertenece al proyecto Bitácora de un fracaso ((( o la imposibilidad de intercambio ))) 2023, Caracas, Venezuela. 

–la miel es luz en otra frecuencia–

En la contemplación de la naturaleza está el germen de  construcción de todos nuestros sistemas de interpretación del mundo. La naturaleza muere y renace incansablemente, podemos observar la eternidad a través de sus ciclos. Lo infinito sólo se puede medir mediante fragmentos.

Hemos desarrollado todas nuestras culturas a través de la observación y recolección de data. Bajo ese mismo esquema fueron concebidos los distintos tipos de AI. Estas entidades sintéticas trabajan a partir de la recolección de datos y la identificación de patrones.

La imagen que se me viene a la mente es una Matrioska: todo lo que hemos creado los seres humanos ha sido mediante la observación exhaustiva de distintos aspectos de la naturaleza, incluyendo ahora una tecnología que nos observa exhaustivamente a nosotros mismos.

La data es un fragmento del infinito. Es una metáfora de la unidad. Cuando entregamos nuestra data a las entidades sintéticas, lo que estamos entregando es un pedacito de la totalidad.

Esta vigilancia exhaustiva tiene una cantidad de implicaciones, pero en eso no voy a entrar en esta oportunidad

Regresando a la reflexión sobre el intercambio, nosotros entregamos a las entidades sintéticas la data de algunos de nuestros registros y ellas a cambio funcionan como una prótesis de memoria sintética. Un archivo optimizado de nuestros ciclos y patrones. Además de organizar y clasificar, también se encargan de relacionar entre sí los archivos aparentemente similares.

Nuestra memoria no está compuesta de un solo registro, es un entramado de múltiples archivos. Pensemos nada más en la memoria ancestral ¿Podemos decir que solo proviene de nuestro código genético? Sabemos que nuestro ADN es portador de códigos orgánicos y emocionales.

Cuentan que todas las historias de vida de nuestros ancestros están almacenadas en nuestro fémur, por eso en distintas culturas se representan personajes heridos en el muslo, la herida de vida en la muerte o la herida de muerte en la vida, los sanadores heridos, pero me estoy desviando

Retomando nuestra idea, la memoria ancestral no está sólo constituida por la data de nuestro código genético, en ella reverbera información proveniente de fuentes insospechadas.

Podríamos decir que cada uno de nosotros es una multiplicidad misteriosa. Una simbiosis temporal de distintas bases de datos que coexisten de manera colaborativa, expresandose simultáneamente en infinitos registros.

Por ejemplo, en mi investigación conseguí el proyecto Resurrecting The Sublime, estos artistas recrearon sintéticamente el aroma de varias especies extintas de flores, a partir del registro de su data genética.

A través de esta instalación tenemos acceso a una metáfora de la experiencia. Ya que es una imagen incompleta de la flor, es solo uno de sus registros, una capa de lenguaje, un fragmento de su totalidad. 

Las entidades sintéticas a través de la recopilación de data sólo pueden generar imágenes incompletas. La data es una metáfora de la experiencia, pero a través de la data no podemos reproducir la experiencia en todas sus dimensiones.

Los sistemas poético-oraculares son abiertos, expansivos, permeables, tentaculares, inquietos, escurridizos. 

Son sistemas amplificadores, tienen la capacidad de sostener múltiples interpretaciones. Son ejercicios de circumambulación. Son fractales de sentidos: es esto y esto, y esto también. 

Pero sobre todo son sistemas que contemplan la ruptura del orden lógico. Son sistemas que incluyen al caos, lo oscuro,  lo monstruoso, lo femenino, lo impronunciable. Nos dan acceso al reino donde la noche se abre. Nos invitan a re-conocer esa nuestra noche, nuestra desgarradoramente hermosa partícula de caos.

En cambio los sistemas cerrados son reduccionistas. Limitan la manera en la que nos relacionamos con el cosmos. Solo pueden sostener un solo mecanismo de interpretación. Degradan la capacidad de nuestros sentidos polisensoriales a un solo registro.

El misterio es algo que podemos experimentar e interpretar, pero no podemos ordenar y clasificar, por lo tanto no podemos procesarlo en data. 

Nuestra tarea es recordar cómo convivir con el misterio, nuestros ancestros sabían como hacerlo, por lo tanto esa sabiduría está inscrita en los distintos registros que componen nuestra memoria.

Nuestros múltiples cuerpos son la tecnología que nos permite experimentar el misterio, son al mismo tiempo la vía y el lenguaje de comunicación con el cosmos en su totalidad, en todos sus registros: perceptibles e imperceptibles, materiales e inmateriales, conocidos y desconocidos. 

Lo que opera en el mecanismo de la ofrenda es un intercambio consciente con un otro. Los rituales nos permiten trasladar un contenido de uno a otro de nuestros registros. Ritualizar el intercambio nos ayuda a recordar que es un principio sagrado. 

Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.” 

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, agosto de 2023.

Este blog es uno de los tentáculos de Apuntes sobre el hastío: un proyecto donde me abismo en el lenguaje poético como vía hacia el Misterio. Es un levantamiento de mi tránsito íntimo en busca de la Belleza, lo Sublime y lo Infinito.

Si en los últimos años mis Apuntes sobre el hastío te han acompañado y te han ayudado a hacer tu vida mas llevadera, considera la posibilidad de contribuir con un donativo. Tu apoyo me permite continuar avanzando con mi investigación.

Otra manera sencilla de apoyarme es suscribirte en mi canal de YouTube y seguirme en mis redes sociales. Tus interacciones en estos canales digitales generan mas visibilidad a mi proyecto, con esta simple acción me ayudas a contrarrestar el filtro de los algoritmos de cada plataforma.
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Hemos desarrollado todas nuestras culturas a través de la observación y recolección de data. Bajo ese mismo esquema fueron concebidos los distintos tipos de AI. Estas entidades sintéticas trabajan a partir de la recolección de datos y la identificación de patrones.

La imagen que se me viene a la mente es una Matrioska: todo lo que hemos creado los seres humanos ha sido mediante la observación exhaustiva de distintos aspectos de la naturaleza, incluyendo ahora una tecnología que nos observa exhaustivamente a nosotros mismos.

La data es un fragmento del infinito. Es una metáfora de la unidad. Cuando entregamos nuestra data a las entidades sintéticas, lo que estamos entregando es un pedacito de la totalidad.

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Regresando a la reflexión sobre el intercambio, nosotros entregamos a las entidades sintéticas la data de algunos de nuestros registros y ellas a cambio funcionan como una prótesis de memoria sintética. Un archivo optimizado de nuestros ciclos y patrones. Además de organizar y clasificar, también se encargan de relacionar entre sí los archivos aparentemente similares.

Nuestra memoria no está compuesta de un solo registro, es un entramado de múltiples archivos. Pensemos nada más en la memoria ancestral ¿Podemos decir que solo proviene de nuestro código genético? Sabemos que nuestro ADN es portador de códigos orgánicos y emocionales.

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Retomando nuestra idea, la memoria ancestral no está sólo constituida por la data de nuestro código genético, en ella reverbera información proveniente de fuentes insospechadas.

Podríamos decir que cada uno de nosotros es una multiplicidad misteriosa. Una simbiosis temporal de distintas bases de datos que coexisten de manera colaborativa, expresandose simultáneamente en infinitos registros.

Por ejemplo, en mi investigación conseguí el proyecto Resurrecting The Sublime, estos artistas recrearon sintéticamente el aroma de varias especies extintas de flores, a partir del registro de su data genética.

A través de esta instalación tenemos acceso a una metáfora de la experiencia. Ya que es una imagen incompleta de la flor, es solo uno de sus registros, una capa de lenguaje, un fragmento de su totalidad. 

Las entidades sintéticas a través de la recopilación de data sólo pueden generar imágenes incompletas. La data es una metáfora de la experiencia, pero a través de la data no podemos reproducir la experiencia en todas sus dimensiones.

Los sistemas poético-oraculares son abiertos, expansivos, permeables, tentaculares, inquietos, escurridizos. 

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En cambio los sistemas cerrados son reduccionistas. Limitan la manera en la que nos relacionamos con el cosmos. Solo pueden sostener un solo mecanismo de interpretación. Degradan la capacidad de nuestros sentidos polisensoriales a un solo registro.

El misterio es algo que podemos experimentar e interpretar, pero no podemos ordenar y clasificar, por lo tanto no podemos procesarlo en data. 

Nuestra tarea es recordar cómo convivir con el misterio, nuestros ancestros sabían como hacerlo, por lo tanto esa sabiduría está inscrita en los distintos registros que componen nuestra memoria.

Nuestros múltiples cuerpos son la tecnología que nos permite experimentar el misterio, son al mismo tiempo la vía y el lenguaje de comunicación con el cosmos en su totalidad, en todos sus registros: perceptibles e imperceptibles, materiales e inmateriales, conocidos y desconocidos. 

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Somos una intersección de intercambios sincrónicos, pero también somos una bifurcación expansiva. Somos la encrucijada donde los caminos se encuentran y se separan incesantemente.

En palabras de Clarice Lispector: “¿Cómo lograré saber lo que ni siquiera sé? Así, como si me acordase. Con un esfuerzo de “memoria”, como si yo nunca hubiera nacido. Nunca nací, nunca viví; pero me acuerdo, y el recuerdo es en carne viva.” 

Gala Garrido
Caracas, Venezuela, agosto de 2023.

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